Un tumor cutáneo surge por la proliferación incontrolada, con mayor o menor velocidad, de las células malignas de la piel. En ocasiones, las células cancerosas pueden extenderse y dar lugar a metástasis. El cáncer de piel es el más común en Estados Unidos. En nuestro país, su incidencia ha aumentado más de un 38% en los últimos años. Según las células que originen la tumoración, el cáncer puede ser más o menos peligroso.
No todos los lunares, verrugas o manchas son tumores cutáneos. No obstante, hay cambios en su apariencia que pueden ser un signo de alerta y que no deben pasarse por alto:
- La regla ABCDE: si la forma de su nevus presenta asimetría, sus bordes son irregulares, el color no es uniforme, tiene un diámetro superior a los 6 mm o evoluciona y cambia de apariencia.
- Una herida que no cicatriza
- Una mancha se enrojece o se inflama
- Siente sensación de dolor
- Cambios en su superficie: descamación, sangrado o abultamiento
Ante cualquiera de estos síntomas, lo más recomendable es que acuda a un dermatólogo para que valore si su nevus es un tumor maligno.
Este tipo de cáncer es más común entre personas de piel, pelo y ojos claros y que han pasado mucho tiempo expuestos al sol y que han sufrido lesiones y quemaduras a consecuencia de ello. No obstante, se observa cierta predisposición genética en esta enfermedad y que suele incidir más entre las personas mayores de 50 años.
Una tumoración cutánea puede desarrollarse en cualquier parte del cuerpo, aunque son las áreas que han estado más expuestas al sol como la cara, el cuello, las manos o los brazos donde ocurren con más frecuencia.
Existen tres tipos de tumores cutáneos según las células que originen la tumoración:
- Carcinoma basocelular: el más frecuente. Se origina en las células basales, las de la capa más inferior de la epidermis. Su crecimiento es muy lento y suele manifestarse como una lesión clara, brillante y con capilares en su interior que frecuentemente sangran. No suele presentar grandes complicaciones si se extirpa a tiempo.
- Carcinoma espinocelular: el segundo más común. Suelen surgir en las capas más profundas y propagarse hacia arriba, presentándose un bulto rojizo, duro y a veces escamoso. Es común que surja en zonas expuestas al sol o cicatrices. Su mayor complicación es su extensión a los vasos linfáticos.
- Melanoma: es menos común pero más peligroso. Se origina a partir de los melanocitos, las células que pigmentan la piel. Un lunar que incumple la regla ABCDE que antes nombramos, podría ser un melanoma. El problema es su rápida propagación, por lo que es esencial tratarlo a tiempo.
La mayoría de los tumores cutáneos tienen cura. Dependiendo del tipo de tumoración y de su extensión, su pronóstico es bien diferente. Los tratamientos más comunes son:
- Extirpación del tumor mediante cirugía, existiendo diferentes técnicas: curetaje, láser o criocirugía, entre otras.
- Quimioterapia
- Radioterapia
- Terapia fotodinámica
Para prevenir el cáncer de piel, y principalmente el melanoma, los expertos recomendamos seguir una serie de recomendaciones:
- Limitar la exposición a los rayos UV con protección solar, ropa adecuada y evitando las lámparas bronceadoras
- Atención a los lunares anormales y revisiones periódicas por un experto dermatólogo
- Realizarse pruebas genéticas si algún familiar ha tenido un tumor cutáneo